Es domingo, un domingo de otoño cuando te levantas y estas a gusto porque ya se han pasado los días calurosos y aún el frio no se siente y se está en ese tiempo que ni hace frio ni calor y el aire que entra por la ventana te hace notar un frescor agradable.
Veo encima de la mesa una colección de libros ,que sobre la Edad Media ha editado, por fasciculos ,un periódico de la provincia y cojo uno de ellos para ojearlo. He comprado esta colección porque la Edad Media ha sido una época de la historia que siempre me ha llamado la atención. Su vestuario, los escenarios medievales de las películas, luego cuando he tenido ocasión de viajar y visitar algún monumento relacionado con esta época me ha ocurrido algo curioso, he sentido una sensación de placer y bienestar estando en su interior,que me he preguntado ¿porqué siento esta paz y tranquilidad?.Me sentaba en un banco y me hubiera quedado largo tiempo sin darme cuenta envuelta en esa sensación.
Yo no se que pensar de la reencarnación, pero estoy segura, que si existiera yo habría tenido que vivir en esos tiempos y recorrido aquellos lugares.
Al coger el primer fasciculo titulado “El Puente de Alcantara” y al abrirlo, solo al abrirlo, en la introducción hay un breve pensamiento, de un poeta andaluz del siglo primero, que habla sobre el amor y el encuentro de los enamorados cuando la distancia y el enfado los ha permanecido alejados y se reencuentra. Al leer esta parte del libro me he puesto a pensar, desplazandome muchos años atras ,cuando con quince conocí el AMOR. Era cierto todo lo que ese poeta del siglo primero estaba redactando, tan maravilloso, tan inexplicable que solo los que tenemos la suerte de sentirlo lo podemos explicar, aunque es cosa difícil.
Un poeta del siglo primero sentía y expresaba el amor igual que lo hace otro en el siglo XXI. La manera de darlo a conocer y de plasmarlo en los escritos ,no ha cambiado a lo largo de los siglos.
Creo que el AMOR es lo único que el hombre no ha podido destruir a lo largo de los tiempos.
A mor me llevó a soñar
M uchas veces a sufrir
O yème y escucha amor
R azón de mi existir